Una vez me dijeron que el trabajo de un escritor es producir. "Tenés que sentarte y producir y producir." Por un momento creí que era verdad. Si no me sentaba y escribía, entonces ¿cómo puedo decir que soy escritor?
Hoy, después de mucho tiempo de sentarme en un vano intento por "producir" -algo, lo que sea-, creo que escribir va más allá del la simple acción de sentarse y escribir.
No digo que no haya que hacerlo, sino que hay que dejarse llevar. Empaparse de lo que te rodea y dejar que las palabras fluyan solas.
Porque verdaderamente uno nunca deja de escribir. Y -en mi caso- no es algo que se pueda forzar.
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