sábado, 6 de junio de 2015

Quiebre

De pronto te levantas un día lleno de energía y ganas, entonces caes en que no es porque ese día sea especial, sino que es parte del proceso que estas atravezando. Miras a tu alrededor y notas como el caos que te rodeaba hasta hace un tiempo simplemente mermó. Pensás "Mejor aprovecho y hago todo ahora que tengo ganas y nada en contra" pero después lo soltás, porque te das cuenta que ya no estás apurado, que tus días son tuyos y que estar como estás no sucedió por arte de magia.

No. Te pusiste el pecho. Te hiciste cargo. Cambiaste. Te reinventaste.

Me sorprende lo fácil que es perder la noción del tiempo y de lo caminado. Al menos a mi me pasa. Me encuentro rodeado por situaciones que no me gustan, hago algo al respecto y eso cambia. La cosa cambia. Sin embargo, olvido lo hecho. Pienso que nada de lo accionado tuvo inferencia en este nuevo estado, que una varita mágica, un dios perdido, se apiadó de mi -su broma cósmica- y decidió darme un respiro de 24hs. Entonces el ciclo empieza de nuevo. Me pierdo, sufro, me anulo hasta que hago algo y cambio...

Y no.

No es acerca de dios ni de soluciones mágicas. Se trata de mi siendo yo y poniendome el hombro. Buscando hacer algo que me cuesta horrores y que por su misma naturaleza me resulta esquiva: hacerse cargo. De los errores, de los aciertos, de los tiempos y de las ganas. No se trata de ser perfecto, sino de ser orgánico y de tener registro.

Registro de mi y de lo que cultivo y cosecho.

jueves, 16 de enero de 2014

Escala

Llegás después de un viaje de siete días. Nada en realidad. Ya hubo otros "siete días" en tu vida. Podrías incluso decir que vivís en una sucesión continua de siete días. Cuando trabajas son las jornadas que comienzan con un lunes y termina con el llanto del domingo porque no-queres-ir-a-trabajar, y se entiende. Es rutinario y aburrido, al punto de que podés incluso preveer un martes lo que vas a acontecer un viernes... un embole.

Pero algo cambia cuando te vas de viaje.

Hay algo distinto que se opera dentro tuyo. Lo que te rodea cobra otro color, el tiempo se dilata y esos siete días parecen meses comprimidos dentro de años, entonces el circulo se rompe y no tenés tiempo. Todo tu alrededor vibra con una tonada diferente. Sobre todo si te vas solo, porque no tenés parametros. Sos vos con el mundo, sin que nadie te conozca, sin conocer a nadie y ahí, si estás atento, podés observar y observarte, sin juicios ni prejuicios.

Entonces surge la magia.

La magia de haber tenido siete días donde pudiste observarte, pudiste ver los ecos que te devuelve el universo. Ecos nuevos, virgenes. Ninguno ha sido contaminado por el color de tu pasado. Y no podés mentir porque no te sale así que sonreís y te dejás abrazar por esa calidez que desconocías mientras sentís que algo dentro tuyo se resquebraja, se rompe y se vá. Como estás lejos no opones resistencia. Muy dentro tuyo sabés que deberías haberlo dejado ir hace tiempo, por lo que inconcientemente lo ayudás a irse.

Chau chau adios.

Entonces regresas. Cruzas las mismas puertas, usas las mismas llaves, pero estás diferente. Te sentís diferente. Y aparecen las mismas personas de siempre que te hablan de los mismos problemas de siempre y vos tan zen, tan liviano y tan centrado que los mirás con una sonrisa inocente mientras descargan su equipaje a tus pies sabiendo que está vez tu respuesta va a ser diferente. Sabiendo que te fuiste, te alejaste. Entonces se crea un momento entre vos y el resto donde se comparte pero sin involucrarse. Y notás que perciben tu lejanía porque toman su equipaje cuando terminan y se lo llevan. Sin reclamos ni reproches.

Tu camino queda libre.

Así que volves a sonreir, liviano, y recordás que en siete días dios creo el universo. Capaz que esta vez vos podés hacer lo mismo pero a escala.





domingo, 12 de enero de 2014

Cruce de caminos

Hoy tengo la oportunidad de cambiar el rumbo, elegir otra veta, modificar el siguiente capítulo y todas los eufemismos que uno pueda decir. Escuché la propuesta, asentí con la cabeza, dije que si e incluso hice bromas. Di un fuerte apretón de mano y me despedí.

Fue recién en la ducha, el lugar donde le confieso mis penas a los azulejos, que realmente me pregunté si quería cambiar. Seamos sinceros: a veces -más de las que queremos aceptar, más de las que me atrevo a escrbir acá- elegimos lo que nos lastima. En lo personal creo que es porque nos sentimos seguros. Sabemos que vamos a llorar, que vamos a sufrir y que al final seguramente forzaremos nuestras penas con un poco de helado para dulcificar el mal rato hasta que el tiempo traiga el olvido -uno de mentiritas porque juraremos "no volver a pasar por lo mismo"- que a su vez trae otra escena que nos deja en el exacto mismo punto.

Hoy me dieron la chance de elegir otro camino, algo que creo me va a sacar de ese circulo de destrucción perene en el que he sabido meterme. He dicho que si. En este momento tengo miedo. Del más puro. Del más intimo. Del más básico...

Creo, entonces, que estoy en el camino correcto.

miércoles, 10 de julio de 2013

Next!

Pasa que te rompen el corazón una vez mas y no, esta vez no es él -francamente él no importa-, esta vez es toda la situación. Son los tres dias anteriores y los dos que le siguen a la charla donde quedas una vez mas con el cuerpo adolorido y la garganta pidiendo una pausa.

Y pensas, sobre todas las cosas pensas, que ya tuviste demasiado, que es hora de otra cosa, de otras historias y que ya estas listo para lo que sigue...

...si tan solo no te sintieras tan mareado.

miércoles, 13 de marzo de 2013

Sobre letras

Una vez me dijeron que el trabajo de un escritor es producir. "Tenés que sentarte y producir y producir." Por un momento creí que era verdad. Si no me sentaba y escribía, entonces ¿cómo puedo decir que soy escritor?

Hoy, después de mucho tiempo de sentarme en un vano intento por "producir" -algo, lo que sea-, creo que escribir va más allá del la simple acción de sentarse y escribir.

No digo que no haya que hacerlo, sino que hay que dejarse llevar. Empaparse de lo que te rodea y dejar que las palabras fluyan solas.

Porque verdaderamente uno nunca deja de escribir. Y -en mi caso- no es algo que se pueda forzar.

lunes, 25 de febrero de 2013

Y así se va el día, la semana, el mes, el año... La vida

Ese momento donde tenes tanto sueño que mandas al cuerno todos los planes que armaste ayer a medianoche -"organizaste el día" te decis- tan al milimetro que por eso tenés sueño, porque ya te cansaste, y queres mandar todo al cuerno, entonces te decidis y lo haces. Al demonio con todo, me voy a casa a dormir. ¿Para qué? Para que sean las cuatro de la mañana y vos sin pegar un ojo porque ya dormiste. Todo el día ¿entonces?

Entonces organizas el día. Al milimetro...

sábado, 23 de febrero de 2013

Epilogo

Cada final es solo un nuevo comienzo. El máximo cliché, pero no por eso menos cierto. Por eso no deja de sorprenderme que el mismo día que me doy cuenta que estoy cerrando realmente un ciclo, finalmente agarre la computadora y le de inicio a este tan esperado nuevo espacio.
Mi historial con los blogs siempre ha sido la misma. Comienzo uno, le doy un espacio importante en mi vida y luego lo dejo ir. Es como cerrar capitulos y comenzar uno nuevo. Los meses o incluso años que pasan hasta la apertura del siguiente solo es lo que tarda la vida en dar vuelta la hoja.
En mi haber cuento tres efectivos y recordados con todo cariño.
Este sería el cuarto.
Uno que comienza uná noche de tormenta, con el héroe acostado en su cama repasando las proezas realizadas durante más tiempo del que su mente puede abarcar. Pongamos que este sería el epílogo. El "¿Qué pasa después de que un guerrero gana guerra?". Nadie te lo dice, no hay historias del después. Al menos yo no conozco historias del día que le sigue, de la vida que le sigue a haber terminado con una guerra. Nadie te explica, o te comenta como se comienza a sentir de nuevo.
Cómo se re-conoce el mundo que te rodea y se forma parte de. Tambien creo que un epílogo no es más que el inicio de otra historia. Una que el autor deja para que vos solo eches una miradita a lo que fue de los personajes y que posibilidades encierra. Para alguien que estuvo atrapado en la novela, que leyó todo, a mi me parece una trama porque generalmnete me decepcionan (¡¿Cómo pudo Hermaioni Granger quedarse con Ron!?)
Sin embargo, se me ocurre que este espacio es eso: La historia de nuestro heroe cuando el día que se da cuenta de que ha terminado de construir su cuarto de la niñez -ese que nunca tuvo- tiene la brillante idea de escribir como es la historia a partir de haber cerrado la historia con su familia.