domingo, 12 de enero de 2014

Cruce de caminos

Hoy tengo la oportunidad de cambiar el rumbo, elegir otra veta, modificar el siguiente capítulo y todas los eufemismos que uno pueda decir. Escuché la propuesta, asentí con la cabeza, dije que si e incluso hice bromas. Di un fuerte apretón de mano y me despedí.

Fue recién en la ducha, el lugar donde le confieso mis penas a los azulejos, que realmente me pregunté si quería cambiar. Seamos sinceros: a veces -más de las que queremos aceptar, más de las que me atrevo a escrbir acá- elegimos lo que nos lastima. En lo personal creo que es porque nos sentimos seguros. Sabemos que vamos a llorar, que vamos a sufrir y que al final seguramente forzaremos nuestras penas con un poco de helado para dulcificar el mal rato hasta que el tiempo traiga el olvido -uno de mentiritas porque juraremos "no volver a pasar por lo mismo"- que a su vez trae otra escena que nos deja en el exacto mismo punto.

Hoy me dieron la chance de elegir otro camino, algo que creo me va a sacar de ese circulo de destrucción perene en el que he sabido meterme. He dicho que si. En este momento tengo miedo. Del más puro. Del más intimo. Del más básico...

Creo, entonces, que estoy en el camino correcto.

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